Jamás ha habido una conciencia tan grande acerca de la calidad de los productos que comemos. Y lo realmente extraño es que esta conciencia exista en una sociedad en la que hay una gran nómina de grandes cadenas alimentarias que en numerosas ocasiones han sido duramente acusadas de utilizar productos que no son sanos con la salud de las personas y que, de hecho, tienen una gran cantidad de riesgos para nuestra salud. No cabe la menor duda de que conviene evitarlos. Y parece que mucha gente se ha puesto de acuerdo en ello.
Vivimos en un momento en el que, por otra parte, se valora en una gran medida que un producto sea ecológico. Ese es uno de los mayores síntomas de calidad en lo que tiene que ver con la alimentación. Y es que, cuanto más ecológico es un producto, menor cantidad de pesticidas tiene y, por ende, menores riesgos implica su consumo. Como informadores que somos de las noticias sin tapujos, nos vemos en la obligación de decir que, aunque estamos mejorando en este asunto, todavía hay muchos peligros que combatir.
Es cierto que los poderes públicos están incentivando la agricultura ecológica en muchos puntos de la Península. Desde la Unión Europea también se está trabajando en este asunto, pero lo cierto es que los avances se van produciendo poco a poco y que todavía quedan muchas etapas por cubrir dentro de esta industria. Solo una parte de las empresas que se encargan de producir alimentos que provienen directamente del campo ha empezado a trabajar en la materia. Por eso conviene revisar en quién con confiamos y en quién no.
Todavía no es suficiente la cantidad de productos ecológicos a los que tenemos acceso en nuestra sociedad. Quedan muchos aspectos por pulir en este campo y muchas empresas que todavía no han apostado por tratar sus productos de una manera mucho más respetuosa con la salud y con el medio ambiente. El aceite es uno de esos productos en los que más necesario es apostar por la ecología, principalmente porque es un bien que es de primera necesidad para una gran cantidad familias. Los profesionales de la Cooperativa Nuestra Señora de los Ángeles, que trabaja en las sierras de Sevilla y Cádiz, nos han corroborado que, aunque seguimos mejorando, quedan un montón de aspectos en los que intervenir para conseguir una alimentación que realmente sea de calidad.
El portal web de la Junta de Andalucía publicó una nota en la que hacía referencia que, dentro de su territorio, se había incrementado hasta un 26% la producción de la agroindustria ecológica. Desde luego, esta es una noticia estupenda. Pero no nos debe servir para dar este asunto por cerrado. Y es que todavía son muchas cosas las que hay que resolver y mucho por mejorar. En Andalucía, en otras partes del país y también en el resto de Europa. Porque este es uno de los asuntos más importantes a los que nos enfrentamos a nivel nacional.
La calidad, por delante de la cantidad
Esa es una de las premisas que deberíamos adquirir todos y cada uno de nosotros. Desde luego, es evidente que el sector público está intentando que cada vez sean más las empresas que apuesten por esta premisa. Por ello hay un sistema de subvenciones para las empresas que apuestan por la agricultura ecológica y una serie de impuestos y multas para las que no. Pero esto no parece ser suficiente. Al menos por el momento. ¿En el futuro? Es posible que cambien las cosas.
Son muchas las personas que han tenido problemas de salir como consecuencia de que o no han tenido acceso a productos ecológicos o que se han excedido en su consumo de comida basura. Los casos los podemos encontrar casi en cada esquina, en cada pueblo. Y no solo dentro de España. Todos los países occidentales, además de Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia o Corea están sujetos a que las grandes cadenas de comida rápida terminen con la calidad de sus vidas.
Conciencia r a la gente es una labor que nos compete a todos y todas. No se trata de comerle la cabeza a nadie, sino de hacer que todo el mundo tenga la información real y verídica que haga que su elección esté mucho más que justificada. Y es que todos tenemos que tener la oportunidad de cuidarnos. No tenemos que admitir y dejarnos gobernar por lo que ya hay. El cambio siempre puede ser una alternativa a tener en cuenta. Ahora, toca dejar de leer y empezar a actuar.