Cuando decides emprender una vida en común siempre hay un objetivo final: formar una familia. Da igual que es con un hombre o con una mujer, lo importante es poder traer a alguien al mundo al que poder trasmitir todo lo que tienes para él o ella. Sin embargo, en los últimos años el concepto de familia ha perdido fuerza. La llegada de las nuevas tecnologías ha provocado que se pierda relación entre padres e hijos.
Escuchar. Esa palabra yo creo que es la clave. Y es que en mi opinión creo que este es el problema de la sociedad actual. Ya no nos escuchamos entre nosotros. No lo hacemos con nadie. No lo hacemos con nuestra pareja, con nuestros amigos, con nuestro jefe y menos aún con nuestros hijos. Si os dais cuenta hemos sustituido el diálogo por las máquinas.
Cuando es un bebé no habla, así que todos contentos. Cuando pasa a la fase de ser niño lo sustituimos por los vídeos de Youtube de dibujos animados. Cuando es un adolescente con los que habla es con las redes sociales y con sus amigos. Luego da el paso a hacerse adulto y ya habla con su pareja. Y así, hemos visto como se ha pasado una vida entera sin tener diálogo con nuestros hijos. Y cuando queremos darnos cuenta pues ya es demasiado tarde.
Esuchar y dialogar
Por eso, hoy queremos dar una recomendación para evitar esto. Las cosas hay que hablarlas y la mejor forma es hacerlo en una terapia de familia. “La terapia cognitivo-conductual, dispone de un protocolo estructurado de intervención en parejas, que se adapta a cada caso concreto en función de sus áreas problemáticas, atendiendo además, a los problemas psicológicos que pueda presentar cada miembro y que afecte a su relación”, explica la psicóloga Vanessa Sanz desde Valladolid.
No hay duda de que mantener una relación de pareja (o de familia) a largo plazo puede ser complicado y que surjan problemas sobre los que intervenir. En estos problemas puede estar los problemas de comunicación, los desacuerdos en toma de decisiones con los hijos, los problemas sexuales (falta de deseo, vaginismo, eyaculación precoz…), la dependencia emocional, la crisis por diferentes variables e incluso la aceptación de la ruptura. Aunque ojalá que nunca se llegue a esta situación.
De esta manera, la terapia familiar es una disciplina terapéutica que aborda la intervención y el tratamiento de la familia en su conjunto. Desde el punto de vista sistémico, se suele utilizar el término terapia familiar y de pareja, en tanto se entiende que el objeto de intervención son los sistemas y subsistemas familiares. La terapia familiar se puede desarrollar desde diferentes ámbitos, como el de la psicoterapia (ejercida exclusivamente por psicólogos), el de la terapia psicoeducativa o pedagógica, que se basa en cambios conductuales a través de la educación en valores y mejora de habilidades relacionales (ejercida por psicólogos, trabajadores sociales, mediadores, educadores sociales, etc.).
Cómo es una sesión familiar
Una sesión de terapia familiar suele durar entre 60 y 90 minutos. Y tendrás que acudir a una sesión cada semana, aunque eso depende de las necesidades de los miembros de la familia, la fase del tratamiento y otras variables. Eso es algo que se tiene que hablar entre los participantes y entre los profesionales.
En este caso es complicado decidir cuánto puede durar este tratamiento. Aunque los estudios dicen que la duración media del tratamiento en terapia familiar oscila entre 6 y 20 sesiones. Todo ello se hace con un modelo de trabajo breve y pragmático como un medio de minimizar la dependencia del cliente o paciente en el proceso de ayuda profesional. Es muy habitual fijar inicialmente la duración del tratamiento en 10 sesiones.
En ocasiones los terapeutas familiares, puede elegir y proponer a la familia alternar sesiones con todos los miembros, o con sólo unos miembros (o inclusive individuales), sin perder por ello la visión integral de todo el sistema familiar en su conjunto. Hay ocasiones en las que los terapeutas sistémicos intervendrán en el contexto profesional y/o en las redes sociales de las familias en lugar de centrarse específicamente en la familia nuclear.
La terapia familiar puede ser útil en tiempos de crisis y también con respecto a problemas de larga duración. También es efectiva para prevenir problemas como alteraciones del comportamiento, por ejemplo, la deriva hacia la delincuencia o en las crisis de salud mental. Algunas de las cuestiones o situaciones en que una familia podría beneficiarse de la terapia.
Lo que está claro es que hay que hablar y dialogar en una familia para evitar que ir a este tipo de tratamiento. Pero sí hay que hacerlo, no dudes en ponerte en manos de profesionales.