No cabe duda de que el estrés es la “enfermedad silenciosa” que más afecta a la sociedad de hoy en día. Cuando sufrimos de estrés o de ansiedad, no sólo lo pasamos mal en cuanto a nuestra salud mental se refiere, sino que también afecta de mala manera a nuestra salud y apariencia física.
Una de las maneras más comunes que tiene el estrés de atacarnos es a través del acné, haciendo que muchos revivamos los malos momentos que pasamos durante la adolescencia con los brotes y desajustes hormonales que nos hacían sentir un sinfín de dolor y complejos.
La mayoría de personas que se enfrenta a estos problemas probablemente pensará lo siguiente:
“¡Se supone que cuando me hiciera mayor no sufriría más de acné!”
A nosotros nos parece completamente lógico pensar así, dado que el acné se asocia a los fuertes cambios hormonales a los que nos enfrentamos las personas durante nuestra adolescencia. Sin embargo, y como puedes comprobar, algo tan normalizado como el estrés puede conseguir que revivamos estos momentos de la peor forma posible.
¿Cómo afecta el estrés en nuestra piel?
El acné es algo que a ninguno de nosotros agrada. No es sólo por el hecho de que sea desagradable a la vista, sino también porque es doloroso en la mayoría de los casos.
El estrés diario y la ansiedad pueden hacer que nuestra cara y nuestro cuerpo sufran brotes de acné, debido a que el estrés libera hormonas como el cortisol, las cuales pueden aumentar la producción de sebo en la piel. El exceso de sebo puede obstruir los poros y provocar la aparición de acné.
Por si fuera poco, el acné no es el único problema que se origina en nuestra piel tras una situación o época de estrés. También podemos enfrentarnos a lo siguiente:
- Piel sensible e irritada.
El estrés puede hacer que la piel se vuelva más sensible e irritada. Puede manifestarse como enrojecimiento, picazón, ardor o sensación de piel tirante. Además, la piel sensible es más propensa a reacciones alérgicas y a la aparición de condiciones como la dermatitis.
- Envejecimiento prematuro.
Sí, el estrés crónico también puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel.
El estrés libera radicales libres en el cuerpo, los cuales dañan las células y contribuyen al envejecimiento prematuro. Esto puede llevar a la aparición de arrugas, líneas finas, pérdida de elasticidad y una apariencia general de piel apagada.
- Empeoramiento de condiciones cutáneas ya existentes.
Si ya tienes afecciones cutáneas como psoriasis, eczema o rosácea, el estrés puede empeorarlo aún más. El estrés puede aumentar la inflamación y provocar molestias adicionales en estas afecciones que ya sufren estas personas a diario.
- Reducción de la barrera protectora de la piel.
Una situación o época de estrés puede afectar a nuestra barrera protectora de la piel, que es la responsable de mantener nuestra piel hidratada y protegida ante los factores externos. Una barrera cutánea debilitada puede llevar a una mayor pérdida de agua, sequedad, descamación y una mayor sensibilidad a los irritantes.
Lo primero que debemos intentar es deshacernos del estrés cuanto antes, para lo que te vamos a dar una serie de consejos a continuación.
¿Qué maneras existen de desestresarnos?
Afortunadamente, existen muchas maneras de desestresarnos, y cada persona puede encontrar métodos que funcionen mejor para ellos.
La actividad física es una excelente manera de liberar endorfinas (hormonas de la felicidad) y mejorar el estado de ánimo. Puedes elegir una actividad que te guste, como caminar, correr, hacer yoga, nadar o cualquier deporte que disfrutes.
Asimismo, la meditación y la práctica de la respiración profunda pueden ayudar a reducir la respuesta al estrés y promover la relajación. Puedes reservar unos minutos al día para sentarte en silencio, enfocarte en tu respiración y dejar que los pensamientos pasen sin juzgarlos.
Acuérdate de dedicar tiempo a realizar aquellas actividades que te gusten y te hagan sentir bien. Esto puede incluir leer, escuchar música, dibujar, pintar, cocinar, pasar tiempo al aire libre o cualquier otra actividad que te relaje y te permita desconectar del estrés.
Socializar y compartir tiempo con tus amigos, familiares o seres queridos puede ser otra forma efectiva de desestresarse. Recibir apoyo emocional puede ayudarte a aliviar el estrés y proporcionarte una sensación de conexión y bienestar.
Ante todo, aprende a decir «no» cuando sea necesario y establece límites saludables en tu vida. Prioriza el autocuidado y dedica tiempo para cuidar de ti mismo, ya sea a través de baños relajantes, masajes, lecturas inspiradoras o cualquier otra actividad que te brinde bienestar.
Para acabar, te recomendamos que mantengas una rutina de sueño saludable.
El sueño juega un papel fundamental en la gestión del estrés. Procura establecer una rutina de sueño, ya que el sueño de calidad puede ayudarnos a reducir la sensación de estrés y mejorar nuestra capacidad para hacer frente a las situaciones difíciles.
Encontrar formas de luchar contra el estrés es fundamental para tratar problemas como el acné. Sin embargo, desgraciadamente existen casos en los que esto no es suficiente para acabar con un brote de estrés, por lo que debemos recurrir a otras soluciones que vamos a conocer en el punto siguiente.
Cómo combatir el acné en nuestra piel.
Aquí te damos algunas estrategias que pueden ayudarte a tratar el acné y mejorar la salud de tu piel:
- Limpia adecuadamente tu piel.
Lava tu cara dos veces al día con un limpiador suave y no abrasivo. Evita frotar demasiado fuerte, ya que esto puede irritar la piel y empeorar el acné. No te olvides de limpiar también el cuello y la línea del cabello, ya que el acné puede extenderse a estas áreas.
- Evita usar productos que obstruyan los poros.
Revisa tus productos para el cuidado de la piel, maquillaje y productos para el cabello, y asegúrate de que no obstruyan tus poros, ya que dichos productos empeorarán el acné.
En su lugar, opta por productos etiquetados como «libres de aceite».
- Hidrata tu piel adecuadamente.
Aunque puede parecer contradictorio, mantener la piel hidratada es importante incluso si tienes acné.
Elige una crema hidratante ligera, ya que la hidratación adecuada ayuda a mantener la barrera de la piel saludable y puede reducir la producción excesiva de sebo.
- ¡Por favor, no toques ni exprimas tus granos!
Sabemos que para algunas personas puede ser tentador tocar o exprimir los granos, pero entiende que hacerlo puede empeorar la inflamación y aumentar el riesgo de infección y cicatrices.
Evita tocar tu cara con las manos sucias y mantén tus uñas cortas para evitar rascarte o lastimarte accidentalmente.
- Plantéate usar tratamientos contra el acné.
Existen numerosos tratamientos disponibles que pueden ayudar a combatir el acné, como por ejemplo la gama de productos “Dermaheal” que preparan en la empresa Medyglobal Medical Device. Estos productos contienen compuestos rejuvenecedores para la piel y son capaces de mejorar el acné y los problemas de poros abiertos.
Sin embargo, te recomendamos consultar a un dermatólogo para obtener una evaluación adecuada de tu tipo de piel y recibir recomendaciones específicas sobre los productos y tratamientos más adecuados para ti.
- Cuida tu alimentación.
La alimentación también juega un papel importante en nuestra piel; puede que algo que estemos comiendo esté favoreciendo la aparición de brotes de acné en nuestra piel.
Asegúrate de mantener una dieta equilibrada en rica en frutas, verduras y alimentos integrales, y limita el consumo de alimentos grasos y azucarados.
Si sigues estos pasos, te aseguramos de que tu problema se verá solucionado con el tratamiento adecuado. Ante todo, te aconsejamos desterrar de una vez por todas el estrés de tu vida, ya que puede hacernos sentir de la peor manera, por dentro y por fuera.