Mi vida con implantes dentales

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Hay momentos que te cambian la vida. Y el mío fue cuando decidí que me iba a poner implantes dentales. Dos palabras que nunca pensé que supondrían una revolución para bien en mi vida. Y es que si hay una pesadilla que me ha perseguido en la vida son mis dientes. Lamentablemente pertenezco a esa generación EGB en la que los padres no se preocupaban tanto como ahora. Ahora los padres son los denominados superprotectores, pues bien, los míos eran todo lo contrario.

Así, nunca me llevaron al dentista para controlarme los dientes. Cada uno salía en mi boca como podía. La verdad es que ver fotos de cuando yo era un niño es un despropósito. Algo que siguió en mi adolescencia. La verdad es que yo tampoco me pregunté qué podía pasar en un futuro, lo que estaba claro es que los problemas de los dientes, tarde o temprano, acaban por llegar. En mi caso llegó a los 20 años. Cuando después de hacerme una limpieza de dientes, era mi primera vez que iba al dentista, me descubrieron que tenía varias piezas picadas, pero además un exceso de sarro que provocaba que todas mis piezas estuvieran en peligro.

Os cuento. Resulta que mi saliva es muy espesa y eso provoca que tenga mucho sarro en los dientes. Las noches son terroríficas porque es cuando se produce todo. Así que, con el paso de los años, el sarro se fue incrustando entre los dientes y se comían poco a poco el hueso llegando a la encía. Por eso era habitual que me sangraran peor también que mi boca oliera muy mal. Las bacterias estaban todas en mi boca. Pues bien, al hacerme la limpieza se quitó el sarro. Pero claro, cual fue la sorpresa al comprobar que el sarro se había comido el diente y su hueso y me habían dejado los dientes en el aire.

Aún recuerdo la cara del dentista. Me dijo que era una pena que con 20 años estuviera así con mis dientes. Al momento me dio una solución que nunca pensé que fuera tan efectiva. Y es que ahí es cuando apareció en mi vida las palabras mágicas. “Pues vamos a tener que ponerte implantes dentales”. Me dijo. La verdad es que a mí eso me sonaba a personas mayores, a gente sin dientes. Sin embargo, como me explicó el dentista de la clínica Mesiodens, que son uno de los tratamientos dentales más eficientes para recuperar los dientes perdidos.

Gracias a los implantes dentales podremos sustituir las piezas perdidas, sustituir aquellas que estén dañadas e incluso soportar estructuras como prótesis con todas las piezas, según la situación requerida. Es una solución versátil y segura que lleva aportando mucha satisfacción desde hace décadas.

Qué son

Un implante dental es una estructura de titanio, que se inserta en el hueso para sustituir a la raíz de un diente. Los implantes están hechos generalmente de titanio tratado en su superficie para mejorar su integración o fusión con el hueso, lo que conocemos como osteointegración. El titanio es un material totalmente biocompatible, no produce alergias, y tiene una resistencia altísima a cargas. Por lo que es el material perfecto para este tipo de tratamiento.

Es cierto que Hay situaciones en las que el hueso no siempre es el suficiente para un tratamiento de implantes convencionales, en esta clínica en León disponen la experiencia para el manejo de estas situaciones. Ya se mediante implantes dentales cortos, elevaciones de seno, corticotomías, etc.

La elevación

La verdad es que mi problema era tan chungo que tuvieron que recurrir a otro tratamiento más severo. Muchas veces cuando faltan dientes en el maxilar superior (hacia la zona de las muelas de arriba) nos encontramos con poco hueso:

Esto suele ocurrir por diversos motivos, entre ellos que el organismo no suele mantener un hueso que ya no tiene dientes que sujetar (ausencia de función) y por ello merma. Además, la presencia cercana de los senos maxilares (cavidades llenas de aire relacionadas con el sistema respiratorio) hacen que ese poco hueso disminuya más rápido.

Para poder poner implantes dentales en dicha zona, existe una solución, que en Mesiodens aplican desde hace años con gran experiencia, es la técnica que conocemos como elevación de seno maxilar, dicha técnica nos permite colocar hueso en dicha cavidad, con el objetivo de obtener una buena base ósea para, ya sea en el mismo momento o en otra sesión posterior, colocar los implantes dentales que harán de muelas.

Y así es como mi vida cambió por completo. La verdad es que te animo a hacerlo, aunque lo primero que animo es acudir al dentista con frecuencia.

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