A simple vista puede parecer algo de locos, disparatado, casi rozando la estupidez. Pero si te pones a analizar lo de comprar empresas que estén en liquidación puede ser un gran negocio. No decimos que sea la panacea, pero si se dan las circunstancias favorables puede ser un pelotazo. Una empresa en concurso de acreedores puede interesar a un comprador, a pesar de que haya atravesado un periodo de dificultad que le esté casi obligando a cerrar sus puertas.
Adquirir una compañía que ha pasado por un proceso concursal tiene como gran ventaja que el comprador cuenta con un informe muy fiable, sabe qué es lo que tiene la empresa y lo que debe; se le ha dado publicidad, se han presentado las alegaciones correspondientes, conoce la situación de los acreedores. Es decir, que está muy claro lo que hay. Una transparencia absoluta que es difícil conseguir cuando se compra una empresa en otras condiciones, en las que siempre puede quedar la duda sobre lo que hay realmente detrás. Ahora son muchos los casos que se están produciendo después de pasar la crisis.
Cero inversión
Solo tienes que imaginarte que una empresa quiere ampliar su capacidad productiva o puede que esté buscando entrar en nuevos nichos de negocio. También es adecuado para emprendedores que quieren sacar adelante su proyecto, ya que no tendrán que invertir en infraestructuras y tampoco crear una red de proveedores y clientes desde cero. Es muy curioso que empresas como LiquiStocks, que se dedican a la venta de productos en stocks, sacan muchos de sus lotes de empresas que han dado en quiebra o han sido embargadas.
La fase de liquidación de empresas en concurso de acreedores no tiene porqué significar la muerte de un negocio, por el contrario, puede ser una oportunidad para empezar sin apenas deudas y con autorización judicial. Lo mejor de todo esto es que suelen ser operaciones baratas, casi a precio de saldo, ya que lo que adquiere no son tanto las empresas concursadas como sus activos y además, suele haber grandes descuentos.
Otra de las opciones es que uno mismo compre parte de sus activos desde otra sociedad. En ese caso nuestra empresa está en fase de liquidación. Y, desgraciadamente, lo habitual es que los bienes de la empresa se sometan a subasta y se malvendan. Imagínate que una empresa con activos de un millón de euros puede liquidarse por 10.000 euros. En este caso, si nuestro negocio puede tener continuidad una vez se libere de las deudas, adquirirlo de nuevo, liquidar la anterior empresa y empezar de nuevo con una compañía libre de cargas, no parece una idea alocada.
Todo legalidad
Y no pienses que estamos hablando de cosas ilegales. La adquisición de unidades de negocio en la liquidación de empresas en concurso está dentro de la más absoluta legalidad. Se puede hacer durante todo el proceso. Durante la fase común del concurso, en fase de convenio y en fase de liquidación. Y como has comprobado, puede darse por un lado, desde una empresa externa o de forma en la que uno mismo adquiera parte de sus activos. Desgraciadamente todavía hay empresas que están pasando por esta situación.
Ahora bien, como os decía al principio, no es fácil, incluso puede alargarse en el tiempo, por lo que resulta fundamental una adecuada planificación legal, contable y fiscal donde seas asesorado por expertos.